La Ciudad

Frente al calor, en la ciudad ya se venden “tapabocas de verano”

Están confeccionados con telas más livianas, para sobrellevar mejor las altas temperaturas. Emprendedores destacan que pese a ser más finos, cumplen su función preventiva. Diseñadores y comerciantes advierten que crece su demanda.

Ningún diseñador de indumentaria, fabricante textil o comerciante podría haber anticipado que durante el 2020 los barbijos o tapabocas serían una “prenda” obligatoria. En el transcurso del año, sin embargo, no hubo quien no los empezara a vender y una pequeña industria se abrió puertas en medio de la pandemia de coronavirus.

El temor de muchos respecto a su uso cuando llegara al calor se está volviendo realidad: llegó la primavera y todo indica que durante la temporada los barbijos deberán seguir utilizándose, lo que abrió una nueva oportunidad para los emprendedores y diseñadores, que además de pensar en diseños creativos, variar calidades y estilos, ahora también confeccionan modelos “más livianos” ideales para el verano.

En torno a la confección de barbijos se desarrollaron pequeños y medianos emprendimientos en todo el país. En Mar del Plata, prácticamente desde abril -cuando se volvieron obligatorios- muchos locales de telas repuntaron sus ventas de la mano de personas que se lanzaron a armar barbijos, igual que tiendas de diseño y comercios de indumentaria.

De a poco, con la llegada del calor, las vidrieras de algunos locales y las tiendas online empiezan a ofrecer “tapabocas de verano”, que a la vista son más finos, lisos o con estampas, y  se comercializan como “más livianos” para sobrellevar mejor el calor.

“Durante el año trabajamos mucho los de cuero PU, que eran sin forro, se sanitizaban con alcohol al 70/30 de un lado y otro pero por el calor ya son casi insoportables para usarlos; en este caso los que los reemplazan son los de doble lycra”, indicaron a LA CAPITAL desde la tienda de diseño e indumentaria Saona Bags.

En cuanto a las principales diferencias con los conocidos hasta ahora, señalaron que son reversibles, varía la calidad de la lycra de mallas y cuentan con un ajuste nasal.

En relación a los diseños fue abriéndose un abanico de posibilidades a lo largo del año. Los estampados y los que tienen brillo son mayormente elegidos por mujeres, pero “todos se adaptan perfecto a cualquier rostro y son muy cómodos”, precisaron.

Sus valores van desde los 200 pesos por unidad hasta un pack de tres tapabocas por 500 pesos. En las últimas semanas la marca viene recibiendo consultas por este tipo de nuevos artículos que resultan cada vez más buscados por los marplatenses ante la llegada de los primeros días de calor.

Emprender

Durante la primera etapa de la cuarentena, muchos marplatenses lanzaron en forma independiente sus propios emprendimientos en función del contexto.

Mariana tiene 28 años y entre marzo y mayo se generó tiempo por fuera de su trabajo para aprender a confeccionar barbijos. “Nunca los había hecho, pero pude hacerlos con buena calidad y los vendo muy bien”, dijo.

Habilidosa con las telas y la costura, fieles enseñanzas de su madre, buscó información, armó los primeros, los fue mejorando, empezó a venderlos a través de las redes sociales y luego también en algunos comercios a la calle y tiendas virtuales.

“Se vendieron muy bien durante todo el año, fundamentalmente al principio, cuando se volvieron obligatorios y también algunos meses después, cuando nos dimos cuenta de que la cuarentena venía para largo y se volvió necesario tener más de uno o variar el diseño según la ocasión”, contó la joven.

La emprendedora sinceramente no creía que seguirían siendo obligatorios durante el verano, pero “al ver que esto sigue y que se venía el calor, empecé a leer sobre cómo habían hecho en otros países donde ya tuvieron verano y me lancé a hacer estos nuevos modelos”, dijo.

Básicamente, en su caso, los barbijos o tapabocas de verano están confeccionados con telas “más livianas” para “disminuir el efecto del calor” y “soportar mejor su uso”. Para ello pensó en “hacerlos más abiertos a los costados”, para que sean seguros pero también “un poco más cómodos, dentro de lo posible”.

Para estos modelos decidió cambiar la capa intermedia y el forro, con el objetivo de que sean “aún más frescos” aunque “sin perder de vista la función preventiva que tienen que cumplir”, detalló.

En su caso, los vende por redes sociales a entre 250 y 350 pesos, y dispuso precios al por mayor para abastecer a locales de la ciudad. “Permanentemente recibo consultas y muchos locales ya han comprado porque se están vendiendo bien. Seguro cuando haya más calor serán todavía más buscados”, completo.

 

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...